8 de Agosto. RANOMAFANA A ANDINGRITA (MERCADO GANADO AMBALAVAO)


Como ayer nos quedamos con las ganas de los baños termales, decidimos aprovechar la piscina a primera hora. Eso sí, antes nos llevamos la sorpresa de encontrarnos de nuevo a los Madrileños en el hotel… nos vamos persiguiendo!!!! Los pobres no llevan muy buena cara hoy, también han pillado la enfermedad del viajero… brrrr.
Después de intercambiar las últimas experiencias y traficar un poco con los medicamentos, nos vamos a bañar a las piscinas termales. Para nada esperábamos la maravilla que nos esperaba!! Por 5000 Ariary nos bañamos en una estupenda piscina termal al aire libre con unas vistas espectaculares. El sitio está limpio y bien cuidado, con buenos vestuarios y buenas duchas. Merece mucho la pena. Además, a estas horas de la mañana solo hay unos pocos locales, así que tenemos toda la piscina para nosotras.
Después de emprender ruta, el coche vuelve a dar problemas, esta vez la batería, así que tendremos que parar en Fianarantsoa para tratar de repararla....
La salida del valle de Ranomafana no deja de fascinarnos, es una zona preciosa con frondosas montañas de selva virgen…. Muy chulo todo. Además, nos cruzamos con docenas de pequeños rebaños de cebús, que vienen del mercado de ganado de Ambalavao y van camino de Manakara. Hacen una trashumancia de mes y medio, dos meses para acabar en el matadero!! Me ha resultado muy extraño que hicieran esto, yo pensaba que eran para vida, pero hay que tener en cuenta que aquí no hay neveras ni camiones refrigerados para transportar la carne; la carne se transporta viva y se mata en el momento de consumirla. El transporte en camiones es carísimo, así que los mueven por veredas. Nos cuenta Roland que en Manakara no hay suficiente ganado para lo  que necesitan para el consumo de la población y se tienen que venir al mercado de Ambalavao y llevar a los terneros trashumando durante dos meses…. Impresionante! En el camino debe haber sitios especiales para dejar las reses y dormir los pastores, ya que son muchos los pequeños rebaños que trashuman.



Tenemos que volver hacia atrás para coger el desvío hacia Fianarantsoa. En el desvío nos espera uno de los múltiples controles policiales. Roland cada vez que le paran se pone nervioso, dice que odia a la policía. No hacen nada y son unos corruptos, eso es lo que nos transmite. Le piden todos los papeles y hasta por el botiquín y el extintor le preguntan tratando de encontrar algo en lo que pillarle. El otro día, en otro control le dijeron que las fotocopias no valían que tenían que ser originales… le dijeron que fuera a la caseta para cobrar la correspondiente mordida, pero bueno es éste!! Dijo que no se preocuparan, que iba a hablar con el dueño del vehículo que es un general de alto rango y se puso a llamarles delante de ellos… rápidamente le dejaron marchar….. Además, lleva un juego que no entiendo muy bien con una insignia militar que pone y quita de una cazadora militar que lleva colgada en el asiento del conductor y que también sirve para calmar polis, pero aun no sé de qué manera….
El paisaje cambia en cuanto salimos del valle y vuelven las montañas peladas de árboles y segmentadas en terrazas para el cultivo del arroz. Las pequeñas poblaciones con las preciosas casas de arquitectura Betsileo se suceden y la gente nos saluda amablemente. Nos gusta esta zona.






Fianarantsoa es la segunda ciudad más grande de Madagascar. De ella es la mujer de Roland y, si da tiempo a la vuelta, pasaremos a ver a su familia política, que vive aquí. Paramos en la ciudad para intentar solucionar el tema de la batería. Hay un taller que se dedica únicamente a reparar baterías en la calle. Para ello las abren quemando el plástico y las vuelven a cerrar igual. Vamos, que las baterías que nos hacen cambiar a nosotros por una nueva, por supuesto que tienen arreglo! Brrrrrrr!!! Así que dejando a Gemma fascinada con los pocos medios y todo lo que son capaces de hacer, nos reparan la batería y nos vamos a seguir ruta.




El paisaje cada vez se hace más seco, pero no pierde su encanto, aparecen zonas pedregosas de grandes rocas moldeadas por el viento y el agua. Siempre siguiendo el transcurso de un río por el valle y con algunos cultivos de arroz en la montaña con agua que no entendemos de donde extraen en esta época del año!  



El trayecto se nos hace muy corto hasta Ambalavao, una ciudad caótica y muy activa en día de mercado. Comemos en un restaurante estupendo al lado del mercado unas brochetas de cebú riquísimas. Aquí se celebra todos los miércoles y jueves el mercado de ganado que recoge todo el intercambio de cebús de la zona sur. Los malagasis se alimentan fundamentalmente de cebú, así que este mercado es muy importante. Yo tenía la esperanza de encontrarme alguna ovejilla o alguna cabrilla, pero na de na, los pequeños rumiantes no triunfan en este país!!!
El mercado es curioso, están los pastores con sus pequeños rebaños de cebús esperando que los compradores vengan a otear y comiencen los tratos. Se hablan entre ellos con pequeños cuchicheos y si llegan a un acuerdo los terneros se llevan a un gran cercado marcados con la marca del nuevo propietario. Algunos van con crotal y otros con señal de oreja. Venden terneros ya grandes y ganado adulto para sacrificio inmediato y pequeños recién destetados para engordarlos y venderlos más adelante. Solo se venden machos, las hembras se quedan todas para reposición y no parece que haya mercado de hembras para vida, al menos a Roland le extraña que pregunte eso…
Disfrutamos por allí un rato entre los pastores y sus tratos y solo los niños se nos acercan pidiendo caramelos. La cámara de fotos no les intimida, se ve que están muy acostumbrados a ella, así que aprovecho para sacar cientos de fotos!!











Aunque nos daría tiempo a entra al parque nacional de Anja, decidimos dejarlo para el viaje de vuelta, ya que ahora hace mucho calor y así a la vuelta rellenamos el día con alguna actividad. Pasamos por al lado del parque, una gran montaña rocosa en medio de una llanura, que nos recuerda en cierta medida al Uluru de Australia, pero en menor escala. 




Lo pasamos de largo para ir al parque de Andrigita, que está a 37 km de Ambalavao y es donde se encuentra el hotel Tsarasoa, donde hemos reservado.
A Roland no le hace mucha gracia ir a este hotel…. La carretera es mala, nos van a cobrar entrada… pensamos que nos quiere disuadir porque prefiere estar en la city, pero según vamos yendo al hotel nos damos cuenta que nos decía la verdad…  desde el desvío hasta el hotel habrá como una hora de camino de pista bastante malo y encima nos cobran 4000 Ari Ary por entrar con el coche porque están arreglando la pista (mentira) y 10000 por persona un poco más adelante por entrar en zona de parque…. Esta es una nueva medida, además solo vamos a dormir y no a visitar el parque y Roland se pilla un cabreo de tres pares de narices… Comienza a discutir con el que está en la valla y el tono cada vez sube más alto, se les ve muy cabreados y tienen una larga discusión. Luego Roland nos contará que le ha fastidiado especialmente el tono del niño, diciendo que o pagamos o se da media vuelta y se larga…  Al llegar al hotel sigue la discusión y les cuenta a los del hotel lo mal que le parece que hayan puesto esta tasa y que encima no nos hayan avisado a nosotras…  Así que la entrada es un poco estruendosa…. Nos pide los tickets porque mañana se va a ir a la oficina para reclamar el dinero que hemos pagado. La verdad que se está partiendo el pecho por nuestro dinero… pero es un justiciero!!
El hotel Tsarasoa está enclavado en paraje precioso, a los pies de unas montañas de roca de elevada altura. Aquí se encuentra la segunda montaña más alta de Madagascar. Las cabañas están hechas con materiales de la zona y con un diseño muy atractivo. Hay de diferentes precios y calidades, nosotras cogemos la más barata por 50000 Ari ary, que es solo la cama con baño exterior compartido. Todo está diseñado con muy buen gusto. 



Hay muchísima gente y eso nos sorprende, lo tienen todo lleno! Nos gusta el sitio, pero no nos gusta como tienen organizadas las comidas, con menú fijo para todos y sentados juntos en una mesa larga como si fuéramos boy scouts… eso no me gusta. El rollo de acercarnos para que hablemos y nos relacionemos no va con nosotras… ya hablaremos con quien queramos, no?
Mañana haremos pequeña ruta por la zona y saldremos camino a Ranohira, que tenemos unas 6 horas, para ver el parque nacional Isalo.

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